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El Real Madrid se clasifica con un empate en la vuelta

El Real Madrid avanza a cuartos de final con un gol de Vinicius, asistido por Bellingham, en medio de un enfrentamiento donde el Leipzig fue superior

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El Real Madrid festejando su único gol
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Xavier Siavichay

Redactor de Golden Fútbol


En el último encuentro de la Champions League, el Real Madrid avanzó a los cuartos de final sin demostrar superioridad ante el Leipzig, un equipo que no pertenece a la élite europea. A pesar de esto, la victoria no debería ser motivo de celebración desmedida, ya que el equipo blanco enfrentó dificultades y mostró carencias que podrían pasar factura en el futuro.

Aunque el Madrid logró clasificarse, su desempeño fue opacado por el quinto clasificado de la Bundesliga, que sorprendió al equipo español y generó inquietud en el estadio Santiago Bernabéu. La falta de respuesta y el juego sin brillo evidenciaron las asignaturas pendientes que el equipo debe abordar antes de los cuartos de final. El próximo rival podría representar un desafío mayor, con atacantes más efectivos que Sesko y Openda.

La historia del Madrid en la Copa de Europa ha estado marcada por desafíos provenientes de Alemania, y en este caso, la capacidad del Leipzig para complicar el juego, su resistencia ante las leyendas y su imprevisibilidad ante rivales y ambientes pueden haber sido determinantes. Ancelotti optó por un once cargado de jugadores robustos, con la intención de templar más que imponer, dejando fuera a futbolistas como Rodrygo.

El planteamiento táctico con un 4-3-3, con Valverde en la derecha y Bellingham como un nueve más puro, no logró funcionar como se esperaba. La presencia de Camavinga y Tchouameni por delante de Kroos no pudo contrarrestar las dificultades del equipo, y el área rival pareció inalcanzable. En resumen, la victoria del Madrid se vio empañada por un rendimiento insatisfactorio y la necesidad de mejorar aspectos tácticos de cara a los desafíos futuros en la competición.

El enfrentamiento reflejó la estrategia táctica del Real Madrid, que adoptó un enfoque conservador y expectante tras el resultado en Alemania. El equipo blanco, en modo ultraconservador, esperó y se parapetó, mientras que el Leipzig mostró mayor atrevimiento y presión, con Sesko y Openda enfrentando dificultades para concretar oportunidades de gol.

Sesko, especialmente, evidenció su falta de acierto al perder un mano a mano con Lunin en una jugada invalidada por fuera de juego. Openda, por su parte, intentó sin éxito dos ocasiones que no llegaron a materializarse en goles.

El Madrid, acostumbrado a lidiar con desventajas en partidos de vuelta, pareció tener dificultades cuando se encuentra en posición favorable. El Bernabéu también suele responder mejor en situaciones adversas, reflejando la naturaleza emocional de la competición. En este encuentro, el Leipzig redujo el espacio de juego, evitó hundirse y aprovechó cada error en la construcción del juego del Madrid, complicando su estilo de pase corto y dificultando su progresión en el campo.

Tras el descanso, Ancelotti ajustó su estrategia sustituyendo a Camavinga por Rodrygo en la banda derecha. Aunque el Real Madrid mostró sus características habituales y una mejora en automatismos, la inercia negativa del partido persistió de manera aparentemente insuperable. El Leipzig, liderado por un destacado Dani Olmo, demostró superioridad en ambición, intensidad y llegada, manteniéndose por encima del conjunto blanco.

En medio de la escasez de juego, el Real Madrid encontró soluciones a través de sus jugadores. El primer gol, surgido de una resistencia sólida, fue un ejemplo perfecto de contraataque. Bellingham condujo 50 metros, esperando el momento preciso para liberar a Vinicius en una carrera diagonal imparable. La sincronización entre el pasador y el rematador culminó en el gol del brasileño, quien pudo haber sido expulsado previamente por un empujón a Orban.

A pesar del claro dominio del equipo alemán, que empató rápidamente con un cabezazo de su central Orban, el marcador volvía a nivelarse, pero no el juego. Ahora, el Madrid, anteriormente sometido, presentaba una amenaza más significativa. La fatiga se hizo evidente y transformó el partido de la precaución a la locura, con un vaivén de área a área y perspectivas inciertas para Lunin y Gulacsi.